MARIN, FRANCIS
Este es también el valor de estas páginas, un sorprendente einesperado valor añadido: las imágenes que nos regala. Unos trazos yrasgos esenciales acompañan a los versos, y están tan inspirados comoellos. No es posible verlos sin quedarse imantados, detenidos yvulnerados.Palabra e imagen se han hecho uno. La Palabra da música a las imágenes y las imágenes dan rostro y figura a la Palabra, al dulce lamento del Pastorico. Tanto el poema de san Juan de la Cruz como lasilustraciones de Francis Marín son atemporales, porque puedenacompañar todos los tiempos y todos los lugares.El don y regalo de este libro consiste en introducirnos de inmediatoen estado contemplativo e impulsa a que deseemos responder con nuestro amor finito a Quien se nos está ofreciendo continuamente con su Amorinfinito.?El mundo se salvará por la belleza?, dijo Dostoievky. Estelibro ?por la belleza de sus palabras y de sus imágenes- ayuda asalvar el mundo. Javier Melloni