LEWIS, C. S.
En 1952, la poetisa norteamericana Helen Joy Davidson Gresham apareció en la vida del cincuentón Clive Staples Lewis. Del encuentro personal surgió el amor, al que el ya maduro escritor se entregó con entusiasmo. Pero la dicha duró poco: Helen enfermó de cáncer y murió, dejando a Lewis sumido en el dolor. El presente libro, excelentemente traducido por Carmen Martín Gaite, es el fruto de ese dolor. C. S. Lewis reflexiona sobre su desdicha, sobre la pérdida del ser amado, y se confronta con Dios, con su aparente ausencia y con la que parece ser su verdadera naturaleza.